Encontrar a un chamán masculino suele ser más común que hallar a una chamana, y en general, las chamánas son menos accesibles que sus contrapartes masculinos. La rareza radica en descubrir parejas chamánicas, donde ambos son practicantes, una combinación realmente escasa. En estos casos, la dualidad de la pareja se manifiesta de manera excepcional, ya que se complementan perfectamente no solo en la vida cotidiana, sino especialmente en sus rituales y ceremonias chamánicas.
La Unidad.
La Chamana, como representante directa de la naturaleza, desempeña el papel de guardiana de la entrada a la Pachamama. Su poder principal reside en su conexión con la tierra, las plantas y sus espíritus. Cumple el rol de recolectora, creadora de vida y aquella que se abastece directamente de la naturaleza.
Por otro lado, el Chamán masculino se erige como guerrero y protector del pueblo, el que asegura el respeto al orden natural. Desempeña funciones de cazador, proveedor de refugio, seguridad y armonía. Su mayor fortaleza radica en la conexión con el espíritu de los animales, el “Nagual” que todos compartimos.
La Conjunción.
La armonía en una pareja chamánica depende de la participación equitativa de lo femenino y lo masculino, el “Yin y el Yang”, para alcanzar un equilibrio. En los rituales, el papel femenino adquiere una importancia básica, ya que sostiene el tejido ritual.
El hombre asume la responsabilidad de abrir y cerrar, mientras que la mujer sustenta el ritual. En su papel, la mujer se transforma en una visionaria o mujer Águila, mientras que el hombre, al enfocarse en su labor en la tierra, se convierte en un hombre jaguar.
Existen también mujeres jaguar (guerreras) y hombres Águila (videntes). El trabajo con la tierra y los elementos marca el inicio para restablecer el equilibrio. Las plantas maestras representan el principio del conocimiento, el dominio de la mente para alcanzar lo que en chamanismo se denomina “mente fuerte”. Hombre y mujer vuelven a reconocer sus raíces, amando a la Madre Tierra y respetando el equilibrio de la creación, encontrándose a sí mismos en la pareja.
La Magia.
Cuando una pareja chamánica lidera o dirige una ceremonia o ritual trabajando juntos, la energía del espacio se transforma por completo. La presencia del hombre (el guerrero) crea un ambiente seguro, mientras que la delicadeza de la mujer (la guardiana) se refleja en la decoración y el ambiente del recinto. Nos sentimos como en casa, en un lugar donde mente, cuerpo y espíritu se relajan para emprender el trabajo más significativo: encontrarnos, comprender nuestras raíces y trazar nuestro camino.